los placeres de una manzana envenenada,
los suspiros que son agua y van,
las lágrimas que son aire y van,
tú cuando existes,
yo, si no existo.
Qué cálido es tu cuerpo en fantasía
y qué ardientes tus besos pensados,
robados, sin permiso, sin rechazos,
tú cuando existes,
yo, que no existo.
M.B.
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